viernes, 30 de marzo de 2007

Ya por fin...

Ya era hora, después de 3 meses sin vacaciones, por fin llega Semana Santa. Diez días para dejar de madrugar, descansar y moverse un poco.
Aquí lo típico es irse al pueblo (el que lo tenga), hacer un viajecito para huir del stress, o quedarse en Madrid disfrutando de que esto se vacía un poco, y al menos puedes entrar en los sitios sin tener que perder el bazo a base de codazos.
Época de procesiones, lluvia en las playas, poca nieve en las montañas, torrijas, atascos de vuelta...
¿Por qué tarda después de tanto tiempo esperando algo, la última semana es la que pasa más lenta?. Y sobre todo el último día, que parece que el reloj va hacia atrás. Para que luego llegue el momento de volver y digas ¿ya se ha pasado? ¿tanto pa ?. Así que habrá que disfrutarlo.
Un par de preguntas más:
¿por qué cuando un chico hace un gesto "obsceno" con las manos y la lengua las mujeres ponen cara de asco, y en cambio si lo hace una chica a los tíos nos encanta?.
¿por qué después de hacer cola en cualquier sitio llegas a la caja y justo en ese momento hay un problema con el cobro por tarjeta?, ¿no le podía haber pasado al de detrás tuya?.

domingo, 18 de marzo de 2007

Madrid

Mañana primaveral, ganas de salir y disfrutar del buen tiempo. Así que te pones a pasear, aprovechando que haces unas compras y te vas andando hasta el centro, que en Madrid es bastante amplio.

Mientras vas caminando vas disfrutando de los parques y jardines que aun quedan sin llenarse de cemento, con árboles bonitos como los almendros en flor (que currrrsiiii...), y no los plataneros con los que nuestro querido alcalde ha reforestado los adoquines.

Y pasas la M-30 por encima, que una vez reconstruida la verdad es que queda bonita. Con sus coches, sus camiones, sus taxis haciendo pirulas, sus lentos a 70 por el carril del medio... Aish, que propio de Madrid. Pero te da una dimensión de esta ciudad, porque si una de sus "calles" es así de grande, como será el alcantarillado... Lo hemos reutilizado y hacemos que pasen trenes por él, que vuelan...

Aunque lo mejor llega cuando vas atravesando los barrios. Primero los del Barrio Salamanca. Sus calles amplias, sus edificios señoriales, gente paseando tranquilamente, gente sentada en los bancos que mira a la gente pasar... Un Madrid tranquilo y sereno, aunque claro, es sábado, el lunes será muy distinto. Será el ir y venir de todos lo hombres de negocios y el bullir de las tiendas y comercios que flanquean sus aceras.

Todo esto cambia cruzas la que para mí es la mejor calle de Madrid, la Castellana, que lo tiene todo: tiendas, restaurantes, bulevares, terrazas, empresas, rascacielos, museos, bares de copas, y recorriéndola de arriba a abajo ves todas las posibilidades que ofrece esta ciudad. Al atravesarla e ir acercándote al centro las calles van cambiando el paisaje. Cada vez son más estrechas, la gente va cambiando de ropa, de estilo, de velocidad. Todo va más rápido, más apretado, las paredes se llenan con carteles de conciertos, teatro alternativo. Del bulevar de Alonso Martínez, frontera entre dos realidades, pasas a la plaza de Tribunal, la calle Hortaleza, Malasaña, Plaza del 2 de Mayo, y de repente todo es distinto. Calles de un solo carril, aceras por las que cabes justo entre la riada de gente, todo mucho más cercano, como más vivo. Hasta desembocar en Gran Vía, Callao, la calle Preciados, y como no, La puerta del Sol. Donde ya el bullicio y el ajetreo no te dejan ni pensar en que los edificios son más bajos, los balcones y los portales más recogidos, las tiendas más asequibles, la gente más real...

Y así te reconcilias un poco con una ciudad que no siempre ofrece su mejor cara, pero que de vez en cuando da lo mejor de sí misma, plural, diferente, caótica y ordenada a un mismo tiempo, moderna y castiza, y que, por mucho que la recorras siempre te deja ver algo nuevo, algo distinto.

EDITADO

Aquí pongo una reflexión que me ha llegado acerca de Madrid que supone otra visión diferente:

Es cierto cuando te detienes a ver la ciudad te das cuenta que realmente tiene muchas cosas buenas y que aunque nos quejemos de ella, de su concreto, de su masa humana que a veces nos parece excesiva, las prisas y la velocidad vertiginosa con que pasan los días y las personas que entran y salen de tu vida casi tan rápido que ni siquiera tienes tiempo de extrañarlas, lo poco que dura el verano, lo difícil que es compaginar vida laboral con vida social-familiar (para quien tiene familia), en fin hay mil cosas que nos empujan a salir corriendo de aquí.... pero luego cuando estas a punto de empezar la carrera para alejarte de aquí..... te das cuenta que hay una especie de magnetismo en esta extraña ciudad que te encadena a ella, un encanto natural en su diversidad cultural lo mismo te hablan en francés como en un rudimentario castellano, se despiden de ti con un adeu, agur adiós bye hasta luego..... variaciones sobre un mismo tema que sólo puedes encontrar aquí...... en Madrid la ciudad que te acoge sin preguntar de donde eres sin importar como hables y como vistas ya que siempre hay espacio para ti y para muchos otros tan diferentes a ti....... Aunque extrañes las estrellas y el cielo sea de un color un poco sospechoso la gente que esta aquí te hace sentir que vale la pena despertarte pelear en el metro y pasar los días y los años aquí.... Atrapado pero con la intención de no irte.....

Por cierto, se admiten comentarios, que sé que hay gente que lee el blog, pero no lo parece...

lunes, 12 de marzo de 2007

Sensaciones

Este fin de semana ha cundido bastante, aunque también deja secuelas físicas tales como el cansancio, el esguince del tercer metacarpiano de la mano derecha y la cara roja como cualquier guiri de Benidorm. Pero lo que más se nota son las sensaciones que dejan ese regusto dulce de quien halla una cierta paz tras un tiempo de incertidumbre.

Vas a tu antiguo trabajo y, aunque hayan pasado ya meses, sólo te acuerdas de lo bueno. Aunque las cosas por allí hayan cambiado bastante, y el ambiente no sea el idóneo. Al final es la gente la que hace que haya calor en una sala fría.

Y antes una buena cena, con buena conversación y mejor compañía, recordando viejos tiempos, planificando los venideros, diseccionando los actuales... un buen rosado ayuda y un camarero amable, y unas hamburguesas que están un poco crudas, y el häagen dazs que cierra pronto y te quedas sin postre... todo mezclado te hace dormir más plácidamente, porque los pequeños placeres son los que cuentan.

Luego te vas de viaje, y 4 horas en el coche se hacen cortas si llevas buena música, ganas de pasarlo bien, y gente con la que sabes que eso va a ocurrir, porque siempre ha sido así. Por fortuna hay cosas que no cambian. Como ir viendo pasar esos autobuses de Etrambus que llevan un avión pintado en el lateral y en la parte de atrás. O ver las caras de la gente cuando levantas y balanceas con los brazos a alguien en una gasolinera sólo porque te apetecía. O reírte de los nombres de los clubs de carretera con esos diseños a lo Futurama y con nombres tan "originales" como Venus, o Los ángeles de Charlie. Y duermes 4 en una habitación y te acuerdas de lo bien que te lo pasabas de pequeño en casa de alguien una noche que te dejaban dormir fuera.

Y al día siguiente te subes a 2500 metros a tirarte en una tabla montaña abajo. Con un día soleado sin una sola nube, por mucha gente que haya, el espacio a tu alrededor se te hace inmenso. Y te olvidas de los madrugones, los atascos, los ordenadores, los plazos de entrega... Y al final del día una cena como señores riéndote de las veces que te has ido al suelo.

Para el último día ir a subirte a la torre más alta de Granada, a ver la ciudad bañada por el sol de las 3 de la tarde por un lado, y al otro Sierra Nevada con nubes a su alrededor. Y te sientes en medio de dos mundos muy distintos, pero muy cercanos. Y ese contraste es el que te hace olvidarte de lo poco malo que te queda de lo que has dejado en Madrid.

Lo malo es que luego hay que volver, y el viaje es largo hacia un destino al que no te apetece llegar. Pero vas viendo el paisaje, porque al menos vuelves de día, y suena Revólver con su tercer básico, y Mike Oldfield, y Héroes, que vuelven este año, y Ray Charles, y Van Morrison. Y todo sigue siendo llevadero. Y no te importa tanto irte, porque en el fondo algo se te ha quedado allí...