Messenger

El messenger, en cualquiera de sus formas, ya sea de Yahoo, de Microsoft, el aMsn, el de Linux... cualquier programa de mensajería instantánea, es uno de esos inventos cambian la perspectiva de la realidad. Aunque sólo sea temporalmente, pero la cambian. Hay quien lo tiene como una droga, no puede vivir sin la dosis diaria de muñequito verde. Los adolescentes de hoy en día no podrían vivir sin semejante artefacto. Este verano, en los hoteles, todas las tardes los ordenadores estaban abarrotados y siempre con la ventanita de los contactos, y con múltiples conversaciones a la vez.

Hay que reconocer que es útil, si se usa en su justa medida, claro. Te mantiene en contacto con gente que no ves a menudo, o te permite quedar con la que si ves con más frecuencia. Puedes planificar viajes con conferencias entre varios (con el correspondiente pifostio de letras de colores), pasarte las fotos de la última quedada, comentar los partidos en tiempo real, hacer de servicio técnico online (incluso del propio messenger, ¿Verdad, Sara? ;) )... Al final descubres que eres un adicto cuando no sabes hablar con los demás sin teclear. Miras a la gente de tu alrededor y descubres que no son verdes, que lo que ves es su cara y no un avatar, y que lo que dicen se oye, no se lee. En ese momento es cuando hay que preocuparse. O cuando lo dejas todo el día encendido con el " no disponible" aunque no estés. "Lo dejo por si acaso alguien tiene que decirme algo, ya lo leeré".

Lo de los estados es otro mundo. Hay varios perfiles comunes:

• No disponible... pero depende. Es quien siempre está con el simbolito de prohibido, aunque esté conectado y leyendo. "Es que así hago de filtro y sólo hablo a quien quiero". Coña, pues no admitas a la gente, borra contactos, hazte una cuenta nueva.
• Fantasma. El que no le ves conectado, pero de repente te aparece una ventana de la nada. "Es que así no me habla nadie, ni me dicen que no contesto o que nunca estoy disponible". Ya, si me parece bien tu idea, pero das unos sustos...
• Eterno ausente. Siempre está ausente, pero siempre está conectado. Da igual que entres de día, que de noche, en vacaciones, en laborable, en festivo, en año nuevo... Su nombre no desaparece nunca. Deberían hacer salvapantallas del msn para evitar que se quede el nombre pegado en el monitor. Este personaje suele dejar la sesión abierta para que el muñequito verde le haga compañía al burrito.
  
• Nombresuperlargoquetecuentasuvida. Aparte suele añadir una frase célebre o una cita superprofunda que ha cambiado su vida. A ver, el apodo, nick, o nombre es eso, un identificativo, para contar más cosas, enlaces, mostrar lo que escuchas o vender un seat panda pusieron la frasecita de al lado. Cuando hablas con esta gente necesitas poner la ventana a pantalla completa porque cada cosa que te dicen ocupa tres lineas, y con que te digan 4 seguidas, ya no ves todo.

Aún así tiene cosas buenas. Sobre todo para conocer gente que de otra manera no hubieras conocido. O a la que no hubieras llegado a conocer más profundamente. Rompe esa primera barrera física, y te permite hablar sin tener prejuicios. También es cómodo en esos casos porque puedes estar en pijama, o sin afeitar, bostezar tranquilamente... Aunque a la vez, para ciertas cosas se queda corto. No permite ver sonrisas, caras extrañadas, guiños (si, los smileys tienen gracia, pero no la pillería suficiente), lágrimas, y reaccionar ante esas cosas. Está la videoconferencia, pero no es igual, es un encuentro plano, light, descafeinado (depende esto último de para qué se use...). Pero lo que nunca le puedes reprochar es haberte quedado hasta tarde por estar hablando, porque si te quedas, es porque estás hablando algo interesante. Si, al día siguiente tienes mucho sueño y piensas: "¿pero por qué no me acostaría yo antes?". Pues porque las noches en el messenger se pasan normalmente muy rápidas, el reloj vuela y no lo ves pasar. Son las mejores conversaciones, las que son con nocturnidad y alevosía, porque dices las cosas como piensas, estás solo con el teclado y te dejas llevar. Porque ves una foto, y un atardecer ya no es lo mismo, se te dispara la imaginación, y la ventanita se hace más humana.

Y a mí últimamente me pasa eso, porque alguien me entretiene más de la cuenta, pero merece la pena, porque aunque duermes menos, duermes mejor... ;)