Secuelas (de un jueves...)

"Vente a tomar unas cervecitas después del partido, que estamos un rato y nos vamos para casa."
Esa es la frase típica que parece no tener importancia, pero que puede acarrear grandes consecuencias. La entrega de premios ya se riega con alguna cervecita (con limón, no vayamos a ponernos ciegos nada más empezar), y poco a poco se va fraguando continuar un poco más, pero ya en otro sitio, lugar habitual de finalización de partidos (que no de celebración de victorias, eso es más complicado). Total, que las jarras van cayendo, los cánticos cada vez suben más el volumen, y el ánimo va creciendo. Comentas la temporada, el veranito, el viaje a Granada (este post, mañana), el curro, lo mal que se ha jugado en la segunda parte... y las jarras siguen pasando por delante como un desfile de zumo de cebada.

Así que te acabas liando la manta en la cabeza y todo el mundo al garito más cercano para terminar de arruinar lo poco que podíamos dormir antes de ir a currar. Al menos el sitio estaba bien, con diferentes tipos de música y un ambiente más que decente. Y después de un vodka en vaso de tubo, le pido al camarero un mangaroca con fresa (si, es una bebida de niñas, y qué?, a mi me gusta) y me mira con una cara como si le hubiera pedido cuarto y mitad de chopped. Entre risas le pregunto que si se lo piden poco, sólo le falto enseñarme la fecha de caducidad de la botella después de quitarle las telarañas. La verdad es que el tío era simpático y.... ¡me lo puso en vaso ancho!. Eso no se paga con dinero (5 euros la copa y me la llenó hasta la mitad, se nota que era jueves y no estaba aquello lleno). El mejor momento de la noche cuando sonó "Años 80" de Piratas, que después de media hora de salsa y reguettón ya tocaba algo decente.

Y poco más, hasta Colón en modo taxi dejando gente, y a casita, que aún podemos dormir 3 horas y llegar a las 10 a currar. No es mala hora para un viernes...