lunes, 23 de abril de 2007

Masas

Este ha sido un fin de semana de "masas". Concierto (pequeño, eso si), compras y partido de fútbol, así que he podido comprobar varios comportamientos curiosos que realiza la gente cuando se encuentra en colectivos realizando una misma actividad.

En los conciertos se pierde el miedo a cantar, ya que como realmente no se te oye con todo el mundo cantando lo mismo a la vez, tu voz se pierde entre los decibelios. Así que te desgañitas profundamente en la parte que te sabes, pero el resto de la canción estás callado o tarareando entre dientes. Cuando vuelve de nuevo la parte que te sabes, vas como arrancando y empiezas a cantar cada vez moviendo más los labios y subiendo el volumen. Así hasta que acabas saltando y levantando los brazos como un poseso, llevado por el éxtasis colectivo. Porque si lo haces cuando la gente esta parada porque no se la sabe, te paras, más que nada por la sensación de ridículo. Hay una cosa que creo que no tiene lógica, y es que normalmente te pones lo más cerca del escenario para ver el concierto, y es eso, para ver, porque oírse se oye mucho mejor si estás más atrás. Si te pones a hablar con el de al lado no hay quien se entere, que le preguntas que tal le parece el grupo y te dice: no, es ron, el whisky no me gusta... Además nunca empiezan cuando deben, siempre se esperan un rato para crear ambiente. Como respuesta a esa actitud deberíamos irnos todos cuando digan que es la última canción, y no pedir un bis. Verías si salían corriendo a cantar otra.

Luego están las compras, los supermercados, los centros comerciales. Un gran ejemplo del aborregamiento que cada vez más demuestra el ser humano. Parkings repletos, colas, las mismas tiendas cada X kilómetros en la M-40 (o cualquier carretera de circunvalación de cualquier ciudad), y mucha paciencia. Vas siguiendo el camino que te van marcando con los pasillos orientados, Ikea es un gran ejemplo de ello. Pero en el Carrefour, aunque no te pongan flechitas, acabas pasando por delante de todos los productos y al final has cogido el doble de lo que necesitabas, porque estabas inmerso en esa fiebre consumista que compartes con el resto del supermercado.Todos llevando esos maravillosos carros que se tuercen. Por cierto, ¿alguien ha conseguido meter la cadenita propia del carro para recuperar la moneda sin tener que engancharlo a otro?. Porque intentarlo lo hemos intentado todos, pero siempre le faltan 2 o 3 centímetros para conseguir el objetivo... (como a muchos hombres :D). Y los niños tan monos en esos asientos de plástico , con un bonito respaldo metálico, que quien lo diseñó los odiaba, porque te llevan con el culo plano durante lo que dure la compra, con la espalda helada y laminada gracias a los barrotes, y encima mirando hacia el progenitor en la dirección opuesta a la marcha. Al final acaban yendo con la compra dentro del carro, y pisándolo todo, que los ves y dices: ¿por qué han elegido ese, no había alguno mejor en la sección?. Y cuando van por el suelo es casi peor, porque van cogiendo todo lo que pillan. El otro día nada más cruzarse uno de ellos por delante ya se vislumbraba la tragedia, debido principalmente a sus frenéticas carreras por el pasillo de los lácteos. Obviamente se le acabaron cayendo los petit suise, pero no contento con ello siguió corriendo y al pasar a mi lado, resbaló con la pasta rosada que había quedado por el suelo, y su cabeza pasó a centímetro y medio de la esquina del carro. El padre ya por fin vino a recoger lo que quedaba del niño, que ya viendo la muerte tan de cerca decidió que era hora de dejar de hacer el cafre.
Para acabar con los supermercados nos quedan las colas de las cajas, que empíricamente está demostrado que 1 de cada 3 veces sucede una de estas situaciones:
- La más común: hay un artículo que no pasa y hay que revisar el precio con las de los patines, la de caja central, el interventor y con la banca de "allá tú".
- La caja cierra. Sale una vallita metálica con una señal de prohibido (que menos mal que la ponen, que si no alguno esperaría a salir disparado como en las carreras hípicas, cuando abren a los caballos), y la cajera amablemente te dice que está cerrada. Aquí 2 de cada 5 veces salta un listo que dice: pero si sólo llevo 4 cosas. (Ya, merluzo, pero la cajera tendrá que cerrar algún día y para cuando tú salgas a ella aún le queda media hora para cerrar).
- Una señora mayor decide que es el momento idóneo para, cual operación bancaria, contar toda la chatarra y utilizar a la cajera de notario. "mira a ver si esa es de 20 o de 50, ay hija, es que sin las gafas...". Joder, haber contado antes de salir de casa que allí si que están las gafas.
- Y por último, la cajera es una de esas personas inalterables que pasa cada producto con mimo y dedicación, y mira inmutable la cola que se va formando y las consecuentes caras de desesperación de sus integrantes.

Para finalizar el post, nos queda el fútbol, deporte de masas por antonomasia. Ese "ambientazo" que se crea antes del partido, con borrachos por las calles anexas al estadio, gritos, cánticos, y esas estupendas y musicales trompetitas. Ya se podía haber quedado en casa el que las inventó justo el día que se le ocurrió la idea. Que digo yo, si todo el estadio tuviera una, y sonaran todas a la vez fijo que había un cataclismo, o derribaban un avión como en Perdidos. Tu tienes un piso al lado de la castellana, que vale un pastizal, y todos los días de partido se te monta el espectáculo, es para salir corriendo, o sacar una pasta por el piso a costa de un sordo. Y cerca de los bares, con la gente "reunida" en corros, con sus minis y sus cervezas, aparecen los indicios del neandertal que llevamos dentro. Es como un botellón de cualquier viernes, pero con una cantidad mayor de hombres que de mujeres, lo que acentúa aún más este punto. Mucho rapado, mucha banderita al cuello en plan capa de superman, y uno que enciende una bengala, la sostiene con el brazo lo mas alejado posible mientras tiene el otro cerca con la cerveza, y agacha un poco la cabeza como cuando llueve para que no le den las chispas en la cara. Mientras, el resto de la manada aplaude, levanta los vasos, grita unas cuantas burradas y acaban cantando alguno de sus himnos. Es como un documental pero en plena urbe y en directo. Después la típica pelea con hinchas del equipo rival, que empieza al lado tuyo, se va desplazando y al final solo ves un tumulto al fondo de la calle y te pierdes lo mejor.
Después entras al campo, después de hacer cola, obviamente, y sentadito tienes una visión más general del fenómeno. Todo el estadio aplaudiendo cuando salen los suyos, y silbando cuando salen los otros. Y aquí aparece el típico fenómeno de "quiero ser como...". Los ultras dedicándose bonitas declaraciones de afecto y un tío al lado tuyo, que los observa con admiración y con sonrisa cómplice como diciendo "vosotros si que sabéis", mientras le dedica una peineta (él solo, que es lo que desentonta) hacia el otro lado del estadio, al gallinero donde se encuentran los contrarios. A lo largo del partido es curioso observar como esas 200 o 300 personas son capaces de animar a 75.000, con palmas y gritos, y todo el estadio se contagia de ánimo, como una onda que se extiende hasta abarcarlo todo. Y cuando se grita GOL, el espectáculo es aun mayor, sólo estando en el campo se aprecian esos detalles, en la tele se queda pequeño, y no da sensación de grandeza, pero la tiene. Tampoco se observa por televisión el que se te sienta al lado con el puro, el hincha del otro equipo que tiene que cantar su gol en bajito, el forofo con el gorro de bufón y las campanillas, las azafatas de los palcos... Y luego llega Beckham y saca una falta perfecta, y cuando se acerca a sacar un córner, toda la esquina se levanta y le aplaude, porque aunque uno no sea del Madrid, hay que reconocer que como él no la pone nadie, y la verdad es que el tío tiene fama de conquistador con razón, porque está bien hecho...... bueno, esto último es debido a que uno se mete en el ambiente y... te acabas aborregando también ;)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...juerr tio la proxima vez haz la entrega del post por fasciculos o algo que yo creo que me ha crecido el pelo mientras lo leia :)...

...yo creo que final me voy a ir a vivir al Himalaya a fundar mi propia religión a ver si creo mis propios borregos...

Nxo dijo...

Jajaja, lo siento, la verdad es que hay más gente que me lo ha dicho. el próximo tocho lo subdivido :)